DÉJEME ADIVINAR
Imagine que he descubierto recientemente que tengo poderes paranormales y puedo saber exactamente qué pensamientos están pasando en este momento por su mente, tan solo concentrándome al mirarle a los ojos. Vamos a ver, no tema, no sufrirá en absoluto, el ejercicio es inofensivo, digamos que yo seré otro testigo más de lo que usted se dice a sí mismo en su dialogar interior. Déjeme acercarme y mirarle... “Detesto el tono con que me lo dijo, no puedo soportar que me hablen así. ¿Qué se ha creído? No tiene ningún derecho. Menudo atropello, no lo voy a consentir. Ya verá de lo que soy capaz, no pienso callarme más. Le servirá con otros pero conmigo no. No puedo quitármelo de la cabeza. Su acento al decírmelo, su velada sonrisa. No puedo, qué villano, acaso se cree por encima del bien y del mal. Alguien debería ponerlo de una vez en su lugar. Todo lo que hace me parece infame. Siempre parece estar a la vuelta de todo. Es un pequeño detalle que empaña todo lo demás, un