A veces
No es un hecho que se busca y se persigue porque si se actúa así eso mismo se pone siempre unos pasos delante y no se llega a alcanzar nunca.
Ocurre naturalmente, sin ir hacia ello.
Uno se centra en lo que hace en ese momento, conecta con la experiencia que ese estar ahí le ofrece en toda su amplitud, tanto en el polo positivo como en el negativo.
Siempre hay un mensaje, no es tan importante si las consecuencias fueron buenas o nefastas, el asunto es que uno pasa a estar en otro sitio, en una nueva coordenada desde la que volver a empezar pero habiendo ahora incorporado un saber que no se tenía.
A veces uno se dice a sí mismo, bajito, bajito, porque las preguntas resuenan sin más: "¿Qué pasó con este dar que no vuelve y regresa? ¿Por qué las cosas no se nivelan y son justas para la energía que se depositó en ellas?".
Y al caminar por el bosque una voz interior toma presencia y descubre que esas mismas circunstancias encierran en sí la enseñanza pues en ellas uno pudo descubrir su propio valor, enfrentar la revelación que le hace ver el empuje de su propia confianza para sostenerse en su propia energía ante fuerzas dispersas y complejas. Y en ese hallazgo está la compensación del esfuerzo realizado, al adquirir la noción de la propia fuerza personal. Ese es el verdadero encuentro imprevisto que surgió de ese interaccionar.
Gracias.
MJ Pozo