EL FANTASMA DEL DESEMPLEO
Tener un trabajo no supone solamente tener cierta garantía de que uno va a poder ganarse la vida, sino que además conlleva otros beneficios que hasta que lo perdemos no se hacen visibles. Cuando se entra en la estadística de desempleados, se desordenan aspectos de la vida que el trabajo mantenía estructurados. Por ejemplo, la persona dispone de más tiempo libre pero es un tiempo que ha perdido el orden y ritmo que le otorgaba el trabajo. De pronto, uno se encuentra con que tiene que llenar todas esas horas con algo que le aporte además un sentido. Y eso tiene su dificultad. Se pierden también las relaciones laborales que se tenían con los compañeros de trabajo, en donde se compartían experiencias con personas distintas del ámbito familiar. De alguna manera, con la pérdida de estos vínculos la vida personal se empobrece, por definición. Además, la persona se ve privada de la identidad que iba adherida al rol laboral que desempeñaba y que le aportaba seguridad