Somos ricos, amor. Por fin, aquellas acciones subieron, el número de lotería que compraste salió premiado, me subieron el sueldo cinco veces más y tengo aquí un boleto de regalo a las Bahamas... Se acabaron las penas y contar y recontar lo que llevamos en la cartera, se terminó el comprar hilo para zurcir, ya no habrá que preocuparse de cómo pagaremos los gastos del próximo mes... Dejaremos de ser parias, ¡parias! y empezaremos a ser visibles para aquellos que no nos querían ver, no tendremos que bajar la mirada ni sentir la vergüenza de ser pobres. Es tremendo, menudo golpe de suerte. Qué fortuna es hacer fortuna. ¿No crees? Así es, así es. Nuestro dinero llenará cualquier carencia. Bien, bien eso está bien. Pero amor, no puedo parar de querer, el deseo de tener es implacable y me tortura con su más y más y aunque ahora lo puedo comprar todo, al cabo de un rato se me agota la satisfacción. ¿Qué me pasa? ¿Te sucede también a ti? Sí, sí, algo parecid