RETALES

"Entiendo bien a las bordadoras que lo son por dolor o a las que hacen punto de media porque hay una vida que vivir. Mi vieja tía hacia solitarios durante el infinito de la velada. Estas confesiones de sentir son mis solitarios. Me desenrollo como una madeja multicolor, o hago conmigo mismo figuras de cordel, como las que se tejen en las manos extendidas y se van pasando de un niño a otro. Me preocupo sólo de que el pulgar no falle el nudo que le toca. Después vuelvo a la mano y la imagen queda diferente. Y vuelvo a comenzar"