En ocasiones, la persona solamente nota una presión que le hace sentir que cae. No sabe qué le ocurre. Únicamente, percibe que no se encuentra bien, que el mundo le ha dejado de interesar, que aquellas situaciones o personas que reforzaban su deseo de vivir devienen súbitamente elementos sin importancia y con impacto cero. Tal vez todo le sonríe. No tiene problemas serios y las cosas parecen irle bien. Sin embargo, ello puede reflejar igualmente que el ambiente es demasiado plano, anodino y falto de estímulos y eso puede hacer que una vida resulte a efectos prácticos deprimentes. Demasiados problemas, un conflicto sangrante y abierto, también puede suponer un factor precipitante si cae dentro de un factor de vulnerabilidad personal. El colapso, el no saber por dónde empezar, la sensación perenne de que no se controla en absoluto la propia vida puede suponer un entorno demasiado amenazante que en un momento dado le supera produciendo una fractura interior. La an