EL FUTURO ES INCIERTO
Tal vez las cosas le van bien.
No tiene ante sí grandes problemas a la vista y se permite vivir con cierta despreocupación y ensimismamiento.
No tiene ante sí grandes problemas a la vista y se permite vivir con cierta despreocupación y ensimismamiento.
Puede ser.
Hay otro, quizá girando la esquina que no consigue salir adelante. Otro que está incrustado en el infortunio y no es capaz de salir de él y empieza a sentir miedo al tomar consciencia de ello.
La vida es así.
Cualquiera puede cambiar de vida tan solo al girar la siguiente esquina. También para bien, por supuesto.
Lo real son ambas situaciones y las transiciones de un estado a otro.
Un día usted está sano, otro se enfrenta a un poco auspicioso pronóstico médico.
Hoy tiene un trabajo bien remunerado e indefinido y mañana le plantan en la calle en un despido colectivo.
Ahora disfruta de una satisfactoria relación que más tarde se trunca.
Acaso usted aprueba todas las asignaturas de su carrera, le cogen para aquel puesto tan goloso, por fin llega a su jubilación, o estrena una ansiada paternidad, pero no puede dejar de sentir que algo no funciona bien, de ver la negrura en el mundo que le circunda, no puede escapar de la red de pensamientos negativos que le tiene aprisionado en la amargura.
En este instante no tiene nada, y en el siguiente tiene tanto que se le caen las cosas de las manos.
Llora y después ríe feliz.
No sabemos lo que nos aguarda en el futuro pues éste es una puerta por abrir.
El futuro nos puede dar miedo, es cierto. Especialmente, si experimentamos que no tendremos lo suficiente para afrontarlo. Pero este miedo es un miedo que hemos de superar porque es un obstáculo que nosotros añadimos al camino a recorrer.
Las circunstancias pueden resultar adversas pero sería absurdo añadir a ellas nuestros pensamientos más catastróficos y limitantes.
Hemos de acostumbrarnos a ver en lo negativo lo positivo que hay.
A veces será muy costoso, lo sé.
No se trata, por supuesto, de autoengañarse con ese falso optimismo con el que se nos intenta persuadir de que si pensamos en positivo las cosas nos saldrán bien, que pretende que nos autoconvenzamos de que no hay limitaciones, de que podemos cualquier cosa que se nos ocurra, de que todo es una cuestión de actitud, de desearlo fervientemente.
Es un pensamiento mendaz y bastante infantil.
Y usted no es un chiquillo. Usted es una persona adulta, madura, apta para ver la realidad tal cual es: en su belleza y en su monstruosidad.
Porque si usted insiste en ver solamente una facción de la vida, las sombras que se niega tarde o temprano le atosigarán.
Porque las cosas son lo que son, aunque no quiera verlas, sus consecuencias se le impondrán. No lo dude.
Por lo que será interesante que vea lo positivo en lo negativo, pero no porque eso le redima a una vida mejor inexorablemente sino porque esa es una visión más ajustada de la realidad.
Usted puede ver la perentoria ganancia que trae la adversidad si se da cuenta de que la experiencia trae el conocimiento. Y a veces los efectos de esa experiencia son buenos para nuestra existencia y otras no, pero siempre deja una enseñanza.
Cuando no se puede, lo que nos queda es cambiar nosotros. Hemos de trabajar para ser mejores personas y no permitir que lo malo nos emponzoñe por dentro y se echen a perder las buenas cualidades que albergamos.
Usted puede ver la perentoria ganancia que trae la adversidad si se da cuenta de que la experiencia trae el conocimiento. Y a veces los efectos de esa experiencia son buenos para nuestra existencia y otras no, pero siempre deja una enseñanza.
Cuando no se puede, lo que nos queda es cambiar nosotros. Hemos de trabajar para ser mejores personas y no permitir que lo malo nos emponzoñe por dentro y se echen a perder las buenas cualidades que albergamos.
Puede ser que tenga que instruirse en nuevos aprendizajes que cree que no van con usted, o que tenga que depurar en su manera de desenvolverse algún aspecto que le está impidiendo avanzar, o pulir su carácter para que los problemas no se multipliquen o que se enfrente a hechos consumados, y tenga que constatar que una historia en la que invirtió mucho se ha acabado y tiene que soltar o que no puede permanecer por más tiempo en una situación que le está dañando sólo porque obtiene un beneficio secundario o tal vez el saber que su muerte es inminente le haga darse cuenta de lo preciado que es respirar, vivir, quizá necesite aprender a perder para que su ego disminuya y tome una dimensión más humilde, o vea como lo que tanto ama se desmorona y no puede salvar nada y entender así que no se pueden sobrepasar algunos límites o tenga que acostumbrarse a convivir con la ausencia de alguien querido sin echarse usted a perder, o a disfrutar los momentos en los que su dolor crónico no le atenaza en vez de quejarse de lo que sufre desperdiciando esos valiosos instantes en que se encuentra bien..
El dolor nos hace conscientes de lo grata que es la vida cuando lo aliviamos. Lo mismo sucede con el sufrimiento mental.
Pero escapar al sufrimiento mental no es la solución porque la vida es larga y tarde o temprano aparecerá.
Lo importante, es aprender a tener una vida plena incluyéndolo pero sabiendo que pasará si lo gestionamos bien.
Cuando uno confía, todo resplandece.
La confianza hace el mundo sólido. Contribuye a que persistamos a pesar de la dificultad.
Si usted no se hunde cuando todo a su alrededor parece que naufraga, será una persona de utilidad. Para usted mismo y también para los demás.
Alguien tranquilo, atemperado, que puede ver las cosas como son por muy mal que se pongan y a pesar de ello pensar en qué acciones pueden ser adecuadas para afrontar esa circunstancia.
Alguien tranquilo, atemperado, que puede ver las cosas como son por muy mal que se pongan y a pesar de ello pensar en qué acciones pueden ser adecuadas para afrontar esa circunstancia.
Si usted es capaz de no añadir dolor al dolor que pasa, si no añade problemas con su manera negativa de ver, si no se llena de emociones aflictivas que le impulsarían a actuar irrazonablemente, si puede asumir las pérdidas y seguir adelante, si acepta la dureza de algunos hechos y no se pelea con ellos, todo será más sencillo.
No porque su actitud convierta mágicamente un escenario funesto en otro maravilloso.
No, no. A pesar de su actitud, puede tener que seguir nadando en la inmundicia mucho tiempo, nada está garantizado.
No, no. A pesar de su actitud, puede tener que seguir nadando en la inmundicia mucho tiempo, nada está garantizado.
Tome consciencia, su fuerza es la resistencia mental que usted posee, su confianza en que sea cual sea el resultado de todo usted podrá continuar con su existencia y ser feliz.
Pero no una felicidad enfrascada, ni de supermercado, sino aquella de las cosas pequeñas que mucha gente ya no es capaz de ver en la inmensidad de todo lo que desean.
Es preciso ver más allá de nuestros deseos para actuar. Si solamente ve lo bueno o lo malo su visión estará distorsionando su respuesta porque sacrificará una parte.
Su mirada ha de ser inclusiva pero no le ha de desmoronar. Por tanto, debe haber un espacio para conservar la fe de que puede con ello.
Como decía aquel: el futuro está aquí y no estamos para temerlo sino para crearlo".
El futuro es incierto, sí, pero no se debe temer porque el ser humano crece en la dificultad y en ella se sostiene y reconoce.