¿QUÉ PUEDO HACER PARA MEJORAR?

Todos sabemos lo que es fallarnos a nosotros mismos. Esta ira es la respuesta a la valoración que hacemos de nuestra propia actuación. Es una emoción secundaria, en este caso, con la que nos dañamos.Manifiesta el enojo que dirigimos contra nosotros mismos porque pensamos en algo que hicimos mal, o cuando cometemos un error o equivocación. Entonces, nos enfadamos mucho y nos lanzamos el dardo de nuestra ira como castigo. Creemos que castigándonos de esta manera lavaremos nuestra culpa y aprenderemos la lección. Esto es añadir un error a otro.Esta violencia sale de nuestra propia mente y nos intoxicamos con ella. Tenemos que encontrar otra manera más positiva de corregir nuestros errores.Cada vez que no llegamos adonde esperábamos, en cada equivocación, hacemos lo mismo, nos golpeamos emocionalmente con nuestra ira. Sentimos enojo por ser como somos, por no aprender y ésta no es la mejor manera de tratarnos.Piénselo fríamente, ¿le gustaría que los demás, si usted se equivocara o no cumpliera sus expectativas, le trataran con esa misma violencia que ejerce contra sí mismo? No, ¿verdad?Le disgustaría mucho que ellos le hicieran pagar tan caro sus tropiezos. Intentaría mejor conversar con ellos, con gentileza y dulzura, comprendiendo que parte de la experiencia consiste en coger la enseñanza y dejar atrás la situación.Les diría, tal vez: “Muy bien, no hice lo correcto pero ahora sé qué no debo hacer bajo ningún concepto y voy a encontrar una manera de resarcir a quien dañé, y si no la hay, me disculparé de corazón y seguiré mi camino en paz, sin repetir ese error en el futuro”.
La única forma de acabar con ese enojo contra uno mismo es ésta, sublimando su culpa en una acción reparadora de la situación.Tenemos que aceptar que somos seres perfectibles, perdonarnos y hacer cuanto esté en nuestra mano por no repetir el traspié.¿Qué puedo hacer para mejorar? Esa es la pregunta que nos dará pie a salir de esa trampa que aparece cuando dirigimos la ira hacia nuestro interior. Con ella iniciamos un dialogo interno positivo, constructivo, con el que indagamos qué conductas son necesarias para que cuando veamos algo malo en nosotros no nos hundamos en la cólera más desaforada y nos autoagredamos.    Cuando se desata un conflicto interior, siempre hay dos partes separadas que luchan por tomar el control. Somos nosotros que estamos divididos y eso nos hace débiles.En esta batalla no puede haber un vencedor porque será a costa de un perdedor y todo ocurre dentro de nosotros.Las buenas decisiones no se toman imponiéndose con violencia.Por tanto, para llegar a un buen entendimiento ambas partes han de acogerse, aceptarse, expresarse, escucharse, entenderse y hacer una a otra concesiones hasta lograr un acuerdo que favorezca a ambas en forma de solución conjunta.Eso nos ayudará a mejorar.