Todos sabemos lo que es fallarnos a nosotros mismos. Esta ira es la respuesta a la valoración que hacemos de nuestra propia actuación. Es una emoción secundaria, en este caso, con la que nos dañamos. Manifiesta el enojo que dirigimos contra nosotros mismos porque pensamos en algo que hicimos mal, o cuando cometemos un error o equivocación. Entonces, nos enfadamos mucho y nos lanzamos el dardo de nuestra ira como castigo. Creemos que castigándonos de esta manera lavaremos nuestra culpa y aprenderemos la lección. Esto es añadir un error a otro. Esta violencia sale de nuestra propia mente y nos intoxicamos con ella. Tenemos que encontrar otra manera más positiva de corregir nuestros errores. Cada vez que no llegamos adonde esperábamos, en cada equivocación, hacemos lo mismo, nos golpeamos emocionalmente con nuestra ira. Sentimos enojo por ser como somos, por no aprender y ésta no es la mejor manera de tratarnos. Piénselo fríamente, ¿le gustaría que los demás, si usted se equivocar