La cueva
Tal vez usted está enterrado pero está vivo. El lugar puede ser parecido a estar encerrado entre muros. No sabemos cómo ha llegado allí, por ahora esa es una historia en la que no es preciso adentrarse. Se puede ver a simple vista su cuerpo atravesado por diez espadas. Algo importante sucedió, no hay duda. No está muerto, sólo malherido. O quizá sí, en lo que pasó queda el cadáver de alguien que ya no será, que de la vivencia de esa experiencia ha de surgir muy distinto. La imagen del filoso metal muestra que usted está en la cúspide de su dolor y que cabe pensar que a partir de ahí cualquier daño que pueda venir empieza a ser manejable. Veamos. Está cercado por límites muy definidos y sobrevive con lo mínimo. El lujo, el resto de cosas que pueda tener a mano y que quizá la gente pelearía en el mundo de afuera, allí le resultan intrascendentes. Eso simplifica mucho su vida, y en ese sentido eso es un factor a su favor. No ha de derrochar energía en demostrar nada, en al