CUANDO MIRAS TU VIDA

En la vida hay situaciones de todo tipo.

Los perfiles de lo que nos sucede pueden llegar a cortarnos, a mecernos, o sencillamente a dejarnos en la más abstrusa indiferencia.

Cuando usted trae a la mente el recuerdo por ejemplo de un lugar frecuente del pasado, una calle que se hizo familiar porque le llevaba a algún lugar en el que alguien le esperaba o en el que usted esperaba a alguien, o que tuvo por cualquier razón cierta relevancia, se da cuenta del tiempo que ha pasado y en ese pasar se ha llevado con él muchas cosas y ha dejado en su interior otras.

El lugar está ahí, es el mismo. Las mismas coordenadas. Tal vez ha cambiado su costra pero todavía se pueden observar referencias que lo hacen reconocible.

Todo parece igual, acaso unas cuantas fachadas han notado también ese lapso temporal, unas luces más al fondo, algún pequeño detalle que le da una novedad al conjunto... pero básicamente ese espacio mental se mantiene intacto.

El lugar está ahí, pero usted es otro muy distinto.

Y cuando usted se hace consciente de ese intervalo, llegan las preguntas. Preguntas que vuelca contra sí mismo, sin malevolencia, sin prisa, únicamente con ánimo de acomodar su mirada para continuar sin tropezar demasiado.

Entre ese espacio y la reminiscencia que despierta en su mente sólo hay tiempo, un tiempo insondable, sin vuelta atrás, un tiempo que viste de añil los recuerdos...


Es un momento importante en el que se confrontan expectativas y resultados, se evalúa cómo salieron las cosas que planeó con mayor o menor rigor, se cuentan las fuerzas actuales, y se anota mentalmente en qué proyectos fueron vanamente esquilmadas. 

Igualmente, se chequean las emociones que emergen de ese largo camino hecho, de subidas y bajadas, de planicies áridas y pequeños paraísos. Emociones que responden a cómo de confortable se siente o no ahora. 

Y esas mismas emociones, positivas o negativas, le darán la dirección de los cambios que tendrá que realizar en su vida.

Atención.
Usted coge aliento para continuar con esta labor de indagación, para proseguir con la autoexploración. En realidad este punto es necesario para reajustar aspectos que podían estar trabajando contra sus propios intereses o valores personales.

Usted mira atrás, revisando algunas pretensiones quiméricas, ensoñaciones positivistas sin fruto. Y observa también las cosas que salieron bien, incluso las que superaron sus mejores previsiones.

Usted mira alrededor, a ver quién está, a ver quién queda y con quién se puede contar. Y entonces puede sentirse o no acompañado.

Entonces, adelanta un poco una pierna para tocar levemente el futuro, pero solamente con la punta del pie. Nada más.

Usted se detiene y reflexiona y se da cuenta de que necesita reactualizarse en algunos aspectos.

La atención sobre el tiempo convierte a éste en un bien valioso que se está agotando y que, por lo tanto, es primordial racionalizar.

En esa urdimbre de pensamientos que se entrelazan con sentimientos, aparece dibujado el esbozo de un proyecto vital, que seguramente las fuerzas externas deformarán añadiéndole aspectos nuevos con los que no se contaba.

Es posible que entonces, el intento radique en minimizar daños pero sin ser tan conservador que usted se quede postrado en la confortabilidad.

Indagará sobre la senda a seguir, asumiendo riesgos que lo saquen de su área cómoda y resulten un incentivo para abrir nuevas posibilidades con los valores que se sostienen y le merecen crédito.

Y en medio de todo esto, coge aire.

Usted, respira y sigue con su vida.

Por María José Pozo